domingo, 15 de julio de 2012

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Derrochador de encanto, ¿por qué gastas 
en ti mismo tu herencia de hermosura? 
Naturaleza presta y no regala, 
y, generosa, presta al generoso. 
Luego, bello egoísta, ¿por qué abusas 
de lo que se te dio para que dieras? 
Avaro sin provecho, ¿por qué empleas 
suma tan grande, si vivir no logras? 

Al comerciar así sólo contigo, 
defraudas de ti mismo a lo más dulce. 
Cuando te llamen a partir, ¿qué saldo 
podrás dejar que sea tolerable? 

Tu belleza sin uso irá a la tumba; 
usada, hubiera sido tu albacea.

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